Antonio Pozo Indiano
El própolis es
una resina que elaboran las abejas a partir de plantas para construir y
reparar la colmena y protegerla de la humedad, corrientes de aire y
suciedad. Se trata de una sustancia aromática, de color amarillo y sabor amargo
característico, ligeramente picante, rica en aminoácidos, vitaminas y
minerales. Sus componentes principales son los flavonoides y los ácidos
fenólicos y sus ésteres, aunque día a día se detectan nuevos
componentes que ratifican sus funciones biológicas.
El término
própolis deriva del griego pro (delante) y polis (ciudad)
y significa 'defensor de la ciudad'. De hecho, las abejas
hacen un felpudo con própolis en la entrada de la colmena para higienizar
a todos los individuos que entran y evitar así que contaminen el interior.
En definitiva,
se trata de una alternativa natural que al contener prolifenoles,
flavonoides, aceites esenciales, provitamina A, vitaminas B1, PP y B3 ayuda a
suavizar la garganta y a mejorar su malestar.
También mejora
las defensas, de ahí que se le conozca como 'el antibiótico natural' o
la 'penicilina rusa', y posee propiedades antioxidades,
antiinflamatorias y antialérgicas, todas ellas cualidades que le convierten
en un aliado de excepción para velar por nuestra garganta.
Además, la
medicina popular ha recurrido a este producto natural para, entre otras cosas,
combatir la tuberculosis, infecciones bacterianas y fúngicas y trastornos
gastrointestinales; y sobre la piel para, por ejemplo, limpiar heridas, tratar
quemaduras y el herpes genital.
Aunque inocuo
en términos generales y libre de interacciones, el própolis en
escasas ocasiones puede acarrear ciertos efectos secundarios (sequedad
de boca, somnolencia, mareos y molestias en el epigastrio). Es más, puede que
sea alérgico al própolis, a otros productos elaborados por las abejas, como la
miel, el polen o la jalea real, o a su picadura. Si es así, no lo dude: siga
las indicaciones de su médico y extreme las precauciones para evitar reacciones
indeseadas.
Con el frío intenso y las
heladas, los virus y las bacterias se mueven como 'pez en el agua' y una de las
molestias 'estrella' de estas fechas es sin duda el dolor de garganta.
Por suerte, normalmente es un problema menor que desaparece por si solo o con
la ayuda de algún producto farmacéutico o un remedio casero, pero puede tardar
hasta siete días en desaparecer, a veces acompañado de sequedad,
aspereza, tos seca o productiva e inflamación.
El dolor de
garganta se produce cuando se irrita o se inflama la garganta o los tejidos que
la rodean. Aunque es un trastorno típico en niños, ninguna edad se libra de
pasar por ello. Y como suele haber un virus detrás, es contagioso,
por lo que hay procurar ponerle freno. Ponga en práctica al menos estos dos
consejos: protéjase la boca y la nariz con pañuelos desechables cuando
tosa o estornude y lávese con frecuencia y concienzudamente las manos
con agua y jabón.
No es una enfermedad
en sí misma, sino un síntoma que delata la presencia de otro problema. Los más
habituales son faringitis, amigdalitis y laringitis,
normalmente víricas, pero no son las únicas. El resfriado
común, la gripe y la mononucleosis infecciosa o 'enfermedad del beso' también
están en la lista de problemas de salud que puede haber tras un dolor de
garganta.
Además, hay
otros motivos que nada tienen que ver con las infecciones. El nefasto hábito
del tabaco es un culpable habitual. El humo, el
polvo, el polen y otras partículas en suspensión tampoco ayudan, al igual que
el uso forzado de la voz o el consumo de irritantes como
el alcohol. Si respira por la boca, es normal que se levante por la
mañana con dolor de garganta y sequedad. Y si come o bebe algo excesivamente
frío, la garganta también se resiente.
Sensible y
delicada, la garganta requiere atención y cuidados. Haciéndolo, no sólo protege
las vías respiratorias, sino también la voz y las cuerdas vocales. Un estilo de vida sano y una dieta variada y
equilibrada día a día son claves para disfrutar de una garganta saludable, pero, si a pesar de todos los
esfuerzos se resiente, consulte a su farmacéutico qué productos pueden ayudan a
calmar el dolor y las molestias. Las opciones son varias y él sabrá recomendarle.
Sin duda, los productos naturales pueden ser un buen aliado y entre todos ellos el
própolis destaca con luz propia.
Cuándo acudir al médico
Si lleva más de
tres días con dolor de garganta y con fiebre superior a 38,3º, tiene placas de
pus en la parte posterior de la garganta, le duele mucho al tragar y tiene los
ganglios linfáticos inflamados o muy sensibles es necesario acudir al médico.
Tras
el dolor de garganta puede haber un proceso bacteriano y hay que
contar con las armas necesarias para hacerle frente. Sólo en estos casos se
puede recurrir a un antibiótico y siempre bajo estricta prescripción médica.
EL PERIODICO DE
LA FARMACIA
4 de Mar 2015
Crestomatía del
Conde Yndiano de Ballabriga