Antonio Pozo Indiano
El rábano es una hortaliza de cuerpo blanco y de piel coloreada, que se conoce con el nombre de
rábano o rábanos, pero su nombre científico o latino es Raphanus sativus L..
Pertenece a la familia de las Crucíferas, al igual que la col, coliflor, col de
Bruselas, brécol, nabo y berro.
Origen
Se sabe con cierta certeza que los egipcios y babilonios ya consumían
rábanos hace más de 4.000 años, siendo hacia al 4.000 a. C. cuando se comenzó a
consumir en China y Corea. Fue un alimento muy preciado en la antigua Roma y
Grecia, siendo los romanos los responsables de la expansión de su consumo a
toda Europa. Actualmente podemos decir que se consume con mayor frecuencia en
los países del este asiático.
Diuréticos y digestivos
Los rábanos están
compuestos en gran porcentaje por agua. Esto quiere decir que, además de ser
bajos en calorías, mantienen hidratado el cuerpo y ayudan a eliminar
toxinas. Los rábanos favorecen no solo al sistema digestivo, sino también los
riñones, la vesícula, el hígado y el sistema circulatorio en general.
Cuidan el hígado
Gracias a los
glucosinatos los rábanos cuidan del hígado y la vesícula biliar. Los
glucosinolatos elevan la producción de bilis. Además, su consumo regular nos
permite desintoxicar la vesícula biliar y aligerar las digestiones.
Fortalecen el sistema inmunológico
Rico en vitamina C, un
importante antioxidante y una vitamina clave: ayuda al sistema inmunológico a
protegernos de resfriados comunes, virus y bacterias.
Mucolíticos
Si pillamos un catarro o
una gripe y tenemos mucosidad y congestión es una buena idea acordarnos de los
rábanos, porque ablandan la mucosidad y favorecen la expectoración.
Indicado para los
asmáticos
Tienen la propiedad de
disminuir la congestión de las vías respiratorias. Así que los rábanos están
indicados para las personas que sufren de asma, sinusitis o bronquitis.
Cuidan nuestra salud
cardiovascular
Al contener bastante
potasio protegen nuestra salud cardiovascular, porque el potasio ayuda a
regular la tensión arterial.
Saciantes
Ricos en fibra, los
rábanos nos hacen sentir saciados y así reducen nuestro apetito.
A pesar de sus múltiples
propiedades y beneficios, los rábanos contienen indometilglucosinolato,
sustancia que ejerce una acción hipotirodea. Por eso no deben consumirlos
en abundancia las personas afectadas de hipotiroidismo.
Crestomatía
del Conde Yndiano de Ballabriga
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