sábado, 18 de enero de 2020

Lo mejor de la Naturaleza para ti : “ El Calabacín “










Antonio Pozo Indiano


Beneficios del calabacín
La composición del calabacín hace de él un ingrediente ideal en dietas para personas con sobrepeso, hipertensión, problemas digestivos, estreñimiento o retención de líquidos.
También las madres son grandes defensoras del calabacín. Su suavidad, sabor, textura y calidad nutritiva hacen del calabacín la primera hortaliza en la vida de muchos niños, normalmente en forma de crema, puré o pastel.
Gracias a los pequeños, el calabacín ha reconquistado muchos hogares. En algunos hasta se atreven a cultivarlos, pues en una maceta grande su cuidado es sencillo.

Es, además, una gran fuente de antioxidantes. Se recomienda comerlo con piel, pues es ahí donde se encuentran la mayoría de nutrientes.
El calabacín en la cocina
El calabacín se encuentra entre una de las hortalizas más versátiles en la cocina, porque puede ser la base de la preparación, pero también puede convertirse en guarnición de un segundo plato o incorporarse como complemento en arroces, pasta, ensaladas, tortillas o cremas.
Como estrella del plato, se puede presentar relleno, cortado en tronquitos o barquitas. En cambio, si lo cortamos en bastoncitos, rodajas o láminas finas, se complementará sabrosamente con salsas y aliños de todo tipo.
Con el calabacín combinan desde carnes y pescados hasta quesos y otras verduras. En cuanto a las especias, se puede condimentar con comino, cúrcuma o curry y acompañarlo entonces con arroz, cuscús o cereales hervidos.
Y en el caso de las hierbas aromáticas, casa muy bien con la menta y la albahaca, pero también el cebollino, el estragón, el eneldo e incluso el clásico perejil le serán sumamente complementarios.
CONSERVA TODAS SUS PROPIEDADES
Para aprovechar al máximo sus propiedades es mejor no pelarlos (es mejor consumirlos de cultivo biológico por esta razón) y en caso de que se cueza, es aconsejable no tirar el agua resultante.
Esta agua se puede reutilizar para hacer sopas o cremas, ya que una buena proporción de las vitaminas contenidas en la piel del calabacín se disuelven en el agua.
Seguramente la mejor forma de comer el calabacín –especialmente el tierno de pequeño tamaño– sea crudo o con un ligero golpe de vapor.
Para ello, una vez lavados, se puede rallar finamente o pasarlos por un espirilizador que lo convierta en espaguetis vegetales. 
Las flores del calabacín, de sabor dulce con una nota amarga, se pueden consumir crudas en ensaladas, cocidas al vapor con otras verduras, fritas o rebozadas.
COMPRA Y CONSERVACIÓN
En el frigorífico es mejor conservar los calabacines en el verdulero, en el que se mantendrán en perfecto estado 3 o 4 días. Después su textura se volverá algo flácida, aunque seguirán siendo aptos para el consumo. En ese caso es mejor dedicarlos a la preparación de sopas y cremas o tortillas.
Al guardarlos, conviene también mantenerlos separados de frutas y tomates, ya que estos últimos desprenden etileno, que puede acelerar el deterioro del calabacín.
Otra opción es escaldarlos entre tres y cinco minutos para destruir su carga enzimática, que puede alterarlo, y a continuación introducirlos en el congelador.
LAS SEIS VARIEDADES MÁS COMUNES
·         Minicalabacines. De cosecha muy temprana, se comen crudos en ensalada.
·         Verdes. Son los calabacines alargados, típicos del Mediterráneo. Aromáticos, de textura firme y aptos para rebozar. La subvariedad «sofía» es de color oscuro, y la «samara», verde brillante.  
·         Claros. Los Grison son verde claro y con puntos grises, y los Clarita, más blancos.
·         Amarillos. Dulces y de textura más blanda. Se utilizan en sopas y cremas.
·         Redondos. Se conocen como zapallos en Latinoamérica. Verdes, se prestan para rellenar.
·         Calabacín con flor. Una delicatesen. Su piel es muy tierna; la pulpa, firme y fundente a la vez.


                                       Lo mejor de la Naturaleza para ti


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