Antonio Pozo Indiano
El único país árabe con agencia
espacial enviará a sus primeros astronautas a la Estación Espacial
Internacional el 5 de abril
En 2020 intentará aterrizar una nave en Marte
Hace siete décadas eran un pueblo de pescadores, avezados
expertos en la captura de perlas y la piratería. Hoy, agraciados con el maná de
los petrodólares, preparan su primer viaje al espacio. Emiratos Árabes Unidos,
un recién llegado a la investigación científica, busca hacerse un hueco en las
exploraciones espaciales con un
ambicioso proyecto que tiene a Marte como uno de sus destinos. "La
cuenta atrás ha comenzado y los sueños espaciales serán pronto realidad",
proclamó hace unas semanas Hamdan bin Mohamed al Maktum, el príncipe heredero
de Dubai, el emirato que encabeza las aspiraciones de la federación.
Si los cálculos no fallan, el único país árabe que cuenta con
una agencia espacial enviará a sus primeros astronautas a la Estación Espacial
Internacional (ISS) el próximo 5 de abril. Para el periplo, que durará una semana,
las autoridades han
seleccionado a Haza al Mansuri y Sultan al Neyadi, de 34 y 37
años respectivamente.
Ambos superaron unas pruebas divididas en seis fases en las que
participaron unos 4.000 aspirantes. "Los elegidos representan a todos los
jóvenes árabes y la cima de las ambiciones de Emiratos", se jactó
el emir de Dubai y primer ministro de la federación, Mohamed bin Rashid al
Maktum. El organismo espacial emiratí, cuyo presupuesto asciende a 20.000
millones de dirham (4.800
millones de euros), nació en julio de 2014 y desde entonces se
ha ido desarrollado lejos de los focos en un país de 10 millones de almas, de
las que solo 1,4 millones son oriundos.
"Para
una nación relativamente pequeña como Emiratos, el programa espacial es muy
ambicioso. Demuestra que el uso inteligente de los fondos y las
capacidades pueden tener un impacto relativamente grande", reconoce a EL
MUNDO Frans von der Dunk, profesor de ley espacial de la universidad
estadounidense de Nebraska-Lincoln y uno de los asesores extranjeros
contratados por la agencia para adaptar el marco legal a la normativa
internacional.
Asesores extranjeros
"Les he ayudado a redactar las primeras versiones de
legislación nacional del espacio así como varias regulaciones
adicionales", explica el académico, impresionado por el empuje del
proyecto. "Surge en una parte del mundo donde hasta ahora el interés por las actividades
espaciales resultaba marginal. Se han dado cuenta de que, ante
su falta de experiencia específica en muchos ámbitos, precisan de asesores
extranjeros que les ayuden a arrancar".
Sin músculo científico y ensimismado en sus propios y largos
conflictos, Oriente Próximo ha estado ausente hasta ahora de la batalla
espacial. Solo dos árabes han participado en misiones internacionales. El
primero fue Sultan bin Salman bin Abdelaziz al Saud, un príncipe saudí curtido
como piloto en las fuerzas aéreas patrias que se enroló en el transbordador
estadounidense STS-51-G en 1985. Dos años más tarde, el sirio Mohamed Faris
-también piloto militar- pasó una semana a bordo de la estación espacial Mir de
la extinta Unión Soviética. Desde los fotogramas de la Guerra Fría, ningún otro
habitante de la región se ha sumado a la lista de privilegiados.
A juicio de Frans, el principal desafío es
precisamente la ausencia de formación. "Se necesita una
década o incluso más para suplir la falta de expertos locales con una nueva
generación preparada para cumplir las especificidades de las actividades
espaciales", admite este profesor. Sus ingenieros, no obstante, han
cosechado los primeros éxitos.
A finales de octubre lograron poner en órbita el KhalifaSat, el
primer satélite diseñado y construido enteramente en suelo emiratí. El
lanzamiento tuvo lugar en el centro espacial Tanegashima de Japón. Obra de un
equipo de 70 ingenieros, el dispositivo -uno de los satélites de observación
más avanzados del mundo, según sus creadores- está equipado con cinco patentes
y registrará imágenes en alta calidad.
Su próximo objetivo es el viaje de los dos elegidos. Una
aventura para la que firmaron hace unos meses un acuerdo
con la agencia espacial rusa Roscosmos. El vuelo partirá desde
Baikonur, el cosmódromo ruso emplazado en Kazajistán y usado para el
lanzamiento de las naves Soyuz en dirección a la ISS.
Aterrizaje en Marte en 2020
Superada la prueba, el siguiente peldaño sucederá en 2020 con el
lanzamiento de la misión no tripulada Hope
Mars (Esperanza Marte) que debería aterrizar en el planeta
rojo un año más tarde, a tiempo para los fastos que celebrarán entonces el
medio siglo del nacimiento de Emiratos, la unión de siete familias reales.
Entre los proyectos aún por explorar, figura la construcción de la "Ciudad
de la ciencia" para replicar las condiciones de vida en
Marte.
Tras su apuesta espacial laten un tal vez desmedido espíritu
nacionalista -en una región donde los países compiten entre sí por erigir los
rascacielos más altos o exhibir la tecnología más puntera- y la necesidad de
diversificar su economía, más allá del petróleo. Con el propósito de no errar y
mejorar su aún escasa experiencia, la agencia espacial ha rubricado acuerdos
con la NASA y memorandos de entendimiento con programas homólogos en China,
India, Japón, Reino Unido o Francia.
Antes incluso de lanzar el centro que hoy
engloba sus aspiraciones, el
Gobierno emiratí invirtió en Virgin Galactic, el programa de
turismo espacial del conglomerado que preside el británico Richard Branson.
Posee un 37,8 por ciento de su accionariado. La cooperación con el sector
privado es una de las posibilidades que ofrece el programa emiratí. "Si la
ley se desarrolla como está planeada, todo está preparado para maximizar la
oportunidad de que tanto los proyectos de Emiratos como las actividades
privadas se conviertan en un éxito", pronostica Frans. El
emir de Dubai -que promulga la felicidad y la positividad entre sus súbditos y
expatriados- ya sueña con crear una "mini ciudad y comunidad humana"
en Marte para el año 2117.
21 ENE. 2019 11:04
DIARIO EL
MUNDO
Crestomatía del Conde Yndiano de Ballabriga
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Nace
hace dos años en una cuenta de Twitter: @malasmadres con el objetivo de
desmitificar la maternidad y romper el mito de “la madre perfecta”. Laura
Baena, su fundadora, sintió la necesidad de compartir su visión de una
maternidad real, con el fin de reivindicar un nuevo modelo social de madre.
Madres
que luchan por no perder su identidad como mujer y que se ríen de sus intentos
fallidos por ser madres perfectas. De un sentimiento individual a conectar con
una necesidad social y llegar a convertirse en un movimiento tendencia que, con
mucho sentido del humor, rompe estereotipos.
Durante este 2019, los Laboratorios
Arkopharma también han querido unirse a esta comunidad, acompañándoles como
marca amiga en sus diferentes On Tour por la geografía española. Seis ciudades
españolas son las elegidas: Málaga, Valladolid, Madrid, Barcelona, Zaragoza y
Valencia.
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a las malasmadres, compartiremos el espíritu y valores de Arkopharma,
trasladando nuestra filosofía “Pásate a lo Natural” a todas aquellas personas
que quieran unirse a nosotros.
La
Organización Mundial de la Salud, en su Plan Estratégico 2014-2023, recuerda la
importancia de fomentar e incluir en los sistemas sanitarios de sus países
miembros el uso de medicamentos naturales. En
España, aunque aún estamos lejos de nuestros vecinos europeos, la evolución de
la medicina natural en los últimos 20 años ha sido exponencial. Uno
de cada tres españoles utiliza plantas medicinales para aliviar y tratar sus
problemas de salud y la mujer es más favorable que el hombre para cuidar su
salud con plantas medicinales y productos de origen natural.
Queremos
aportar nuestro granito de arena para que esta gran comunidad de Malasmadres
encuentra un mayor bienestar emocional y físico a través de la naturaleza.
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